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Mujer






Por: Raul Bretón

‘’No te trajo a este mundo la costilla de un hombre. No dio vida a tu barro el aliento de dioses.

Tú has nacido del vientre de una mujer despierta que navega en el tiempo dando a luz primaveras’’

Según la leyenda hebrea, Lilith fue la primera mujer que Dios le entregó a Adán. Hecha del polvo a la tierra, semejanza divina que la colocó en igualdad de condiciones que su solitario acompañante, a quien luego abandonó fastidiada por las múltiples exigencias a la que era sometida. Una rebelde. El punto de partida del feminismo con causa. Lillith fue la primera mujer expulsada del Edén tras convertirse en madre de cuatro niños que tuvieron como padres adoptivos esperpénticas bestias. Se ha escrito sobre el niño que nació muerto y que tenía como padre al ángel caído. También sobre los hijos del lobo y del oso. Inkla fue la cuarta hija de Lilith. Sometida a la clandestinidad y al ostracismo, condenada a vivir en una cueva bajo un ambiente descontaminado que la mantuvo joven y libre de enfermedades, custodiada siempre por temibles bestias que la protegían. Un día, Caín, tras su huida luego de matar a su hermano Abel, agotado, sediento y vencido por los rayos del sol, encontró la cueva que habitaba Inkla. Pidió ayuda, se le permitió entrar, y según aquellos creativos escritores, estos pasaron una noche de pura pasión. Caín le habló de cómo era la vida fuera de la cueva, de los problemas que tuvo con su padre Adán y su asesinado hermano. Las mitologías cristiana y hebrea se encargaron del resto de esta romántica historia. A ella (Inkla) es quién Serrano le dedica esta hermosa canción que no es más que un grandísimo homenaje a los sacrificios de la mujer en su cotidiana lucha por exigir equidad.

‘’No vas a llorar conmigo, ni elevarte a las alturas. No soy tu media naranja, eres fruta entera y madura. Eres la duda que quema, olor a tierra mojada tras la lluvia que trajo el verano en el que ardió mi atalaya. No quieres mi luz ni mi consuelo, eres la herida encarnada. Hija de Artemisa y de Lilith. Quizá regreses al alba’’. A pesar de todas las adversidades que ha enfrentado, desde la mitología de las sagradas escrituras, pasando por el neolítico hasta la actual era posmoderna, la mujer, contrario a lo establecido, fue, es y seguirá siendo el género más importante porque cada uno de nosotros ha utilizado su cuerpo para llegar a este mundo.

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